14 de diciembre de 2009

Manifiesto de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia


Carta abierta de un ciudadano a los poderosos del mundo

La violencia se ha instalado en la vida humana en todo el planeta y no hay forma de acabar con ella. No hay gobierno, ni ejército, ni religión, ni partido político, ni grupo económico capaz de derrotar la violencia en el mundo. No hay poder capaz de acabar con la violencia que crece día a día, infiltrándose en todas nuestras actividades y en nuestra intimidad. El poder destructivo de la violencia, que se está apoderando de la humanidad, es cada día más terrible y peligroso. Si la violencia sigue creciendo aceleradamente junto con su capacidad de destrucción, las consecuencias serán desastrosas.

¿Podremos cambiar la dirección de los acontecimientos que presagian calamidades humanas de dimensiones nunca antes conocidas? Se trata de una enorme cantidad de armamento letal, nuclear, biológico, químico y convencional con poder de aniquilar la vida en el planeta. Este año con la más grave crisis financiera mundial, en la que todos experimentamos las restricciones de la recesión, se volvió a batir el récord de inversiones en armamento.

Todos somos responsables de lo que está ocurriendo y tenemos que tomar una decisión en nuestro interior. O continuamos apoyando a nuestros gobiernos en su política armamentista, siempre justificada por el temor y la venganza, o unimos nuestra voz y nuestro sentimiento al de millones de seres humanos de distintas lenguas, razas, creencias y culturas para encender la conciencia humana con la luz de la No Violencia.

El armamento nuclear ha proliferado a muchos países, está al alcance de grupos fuera del control de los estados. Hoy su justificación como elemento disuasorio o defensivo llegó al límite del absurdo y creemos que el único camino es el Desarme Nuclear Mundial Total.

Señores presidentes y primeros ministros de los Estados Unidos de América, de la Federación Rusa, de la República P. China, de la República de Francia, del Reino Unido, de la República de la India, de R.I. de Pakistán, de Republica D. Popular de Corea y del Estado de Israel:

Recae en ustedes la responsabilidad de este momento en que se decide el futuro humano. Ustedes serán los que decidirán entre la historia y la prehistoria, entre la humanización y la animalización, entre una tierra para todos o un mundo atemorizado, entre una tierra generosa, o un desierto contaminado. Ustedes serán los responsables de la atmósfera social que respiremos en los años próximos.

Nos ponemos en marcha, recorriendo el planeta, para fortalecer la voz que clama por un mundo humano. Ya no podemos ver más sufrimiento en nuestros semejantes. Ya no queremos más guerras. Esas agresiones las sentimos en nosotros mismos. En nuestra conciencia se ha producido un cambio y no hay vuelta atrás. Es necesario desmantelar las armas de destrucción masiva así como reconvertir un sistema económico que produce pobreza, discriminación y muerte. Es necesario salvaguardar la vida para construir un mundo de iguales derechos y oportunidades para todos.

Les exigimos a uds. que prioricen en sus políticas de defensa y relaciones exteriores:

• el desarme nuclear a nivel mundial,
• el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados,
• la reducción progresiva y proporcional del armamento convencional,
• la firma de tratados de no agresión entre países y
• la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos.

No dejaremos que la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia pase desapercibida en nosotros, en nuestras familias, en nuestros pueblos y en nuestro mundo.

Haremos crecer este impulso que nos comunica con lo mejor de nosotros, de cada uno, con lo mejor del ser humano.

Somos miles, seremos millones y el mundo cambiará.

http://www.marchamundial.org/

21 de septiembre de 2009

Declaraciones de Jan Tamas sobre la cancelación del proyecto del Escudo Antimisiles en Europa Central

Hoy es un gran día que representa una nueva era en las relaciones internacionales, relaciones que en los últimos años han estado envenenadas por continuos rearmes y conflictos, con acciones unilaterales sin tener en cuenta los deseos de la gente común.

El 70% de los checos están celebrándolo, el sentimiento es de liberación hoy aquí en Praga. Este día es una gran victoria para la No-violencia.

Al mismo tiempo estamos observando con cautela la reacción de los poderosos, aquellos que durante mucho tiempo han estado proponiendo este proyecto y que probablemente tienen un interés personal en el establecimiento de estas nuevas bases militares en Centroeuropa.

Creemos que la amenaza real hoy día no viene de los estados nacionales, sino de los grupos de poder de la industria militar que actúan fuera de todo control estatal y que pueden hacer escalar las tensiones internacionales en cualquier momento.

La batalla ha sido muy intensa y fue llevada a cabo por los humanistas y muchas otras organizaciones en todo el mundo. Les damos las gracias a todos por su apoyo.

Deseamos que esta victoria sea un ejemplo positivo para todos los movimientos en Europa y en el resto del mundo que se oponen a las bases militares y a la agenda militarista en general.

Este éxito es un deseo de buena suerte para la Marcha Mundial por la Paz y la No-violencia que empieza en sólo unos pocos días, el día 2 de octubre, y que reunirá gente de todo el mundo en la lucha por un mañana mejor.

¡Nos veremos en la Marcha!

Jan Tamas
Presidente del Partido Humanista y líder del movimento no-violento contra las bases de Estados Unidos en territorio de la República Checa

Praga, 17 de septiembre de 2009


*Jan Tamas lidera desde 2005 una lucha de la ciudadanía checa contra la instalación de una base militar de radares de Estados Unidos en la República Checa en el contexto del proyecto estadounidense denominado "Escudo estelar", que preveía la construcción de un sistema antimisiles para dar respuesta a eventuales ataques en territorio propio. Ha viajado por todo el mundo y allá donde ha sido llamado para explicar la posición de los ciudadanos checos y su firme oposición a este proyecto. En mayo de 2008 mantuvo junto con Jan Bednar una huelga de hambre para sensibilizar a la opinión pública internacional sobre el problema y para que el Gobierno checo revisara su postura. Aunque el 70% de los checos se declaró en contra de este plan armamentista, el acuerdo entre el gobierno de Estados Unidos con George Bush al frente y el Gobierno checo continuó adelante.

Noticia relacionada:
Obama entierra el escudo antimisiles de Bush
http://www.publico.es/internacional/252701/obama/escudoantimisiles/bush/rusia

Los neorruralistas asustan a Sarkozy

Una generación ecologista. Francia está plagada de pequeños pueblos habitados por jóvenes alterglobalistas, que votan por la verdadera izquierda y se preparan para la desobediencia civil

ANDRÉS PÉREZ - 21/09/2009 - publico.es

Meterá Nicolas Sarkozy a esta mula en la cárcel? ¿Será acusada de "terrorismo", como lo fue el intelectual Julien Coupat? La idea puede parecer descabellada, pero no lo es. Marushka, igual que todas las mulas y caballos de tiro de este pueblo de montaña del centro de Francia, es sospechosa. No lleva herraduras, porque los humanos con quienes trabaja son ecologistas libertarios y piensan que así está más sana. Y, colmo de lo insoportable: con pezuñas descalzas, Marushka y sus amigas trabajan fuera de la economía de mercado y restauran servicios públicos en uno de los pueblos de la Francia neorrural.

Casi todos los nombres de équidos, humanos o lugares de este reportaje han sido camuflados para ocultar su identidad. En una Francia en plena revolución conservadora, existe una red de pueblos y zonas rurales donde jóvenes procedentes de las grandes ciudades, en su mayoría superdiplomados y eficaces, han decidido que otra vida es posible.

Se retiran del mercado de trabajo, salen del consumismo, crean asociaciones y cooperativas que les sirven de paraguas frente a la Policía o el fisco y, así, restauran servicios por vía autogestionaria. Al hacerlo, se ganan la simpatía de los abuelos abandonados en aldeas dejadas de la mano del Estado.

Eso es lo que hicieron hace unos años Julien Coupat y sus amigos en Tarnac, aldea mesetaria del centro de Francia. Equipados con diplomas elitistas de París, compraron una granja, reabrieron una tienda de ultramarinos y empezaron a rendir servicios gratuitos a los abueletes del pueblo semivacío.

La empatía fue inmediata, hasta que el 11 de noviembre pasado una espectacular operación de la Policía antiterrorista condujo a la detención del grupo, acusado nada menos que de "terrorismo". Tras seis meses y medio en prisión, Coupat, el último detenido, fue liberado recientemente.

Según revelaciones de la prensa francesa, el dossier armado por la Fiscalía Antiterrorista para acusarle de una tentativa de sabotaje de líneas férreas está totalmente hueco. Así parece probarlo también el hecho de que el juez estimara que no hay riesgo alguno en sacar de la cárcel a tan peligrosos "terroristas". Los comités de apoyo en favor de los Nueve de Tarnac se van propagando por toda Francia, bajo el paraguas de un manifiesto de intelectuales: "No al Orden Nuevo".

El asunto empieza a cobrar tintes cómicos, porque la Policía antiterrorista está reincidiendo. En mayo pasado, los agentes procedieron a nuevas detenciones y una vez más golpearon en un pequeño pueblo. Esta vez le tocó el turno a la bucólica Forcalquier, en Provenza. Un grupo de cuatro editores de un nuevo "Comité de Sabotaje del Antiterrorismo" pasaron un día entero en el calabozo, para luego ser liberados sin cargos.

Desde entonces, el titular de Interior ha cambiado, y Nicolas Sarkozy, en lugar de seguir amenazando con mano dura, intenta vestirse a sí mismo de ecologista campestre y de enemigo del productivismo capitalista ultraliberal. Y es que Tarnac y Forcalquiers sólo son dos de la larga lista de pueblos de menos de 5.000 habitantes, esparcidos por toda la geografía francesa, donde impera una cultura que empieza a recibir el nombre de "neorrural", y que en realidad podría ser llamada "resistencia".

Los hay de llanura o de montaña, del norte o del cálido Mediterráneo, de casi 5.000 habitantes o con sólo 200 almas. Pero se les reconoce fácilmente. Están fuera de los grandes ejes, sólo tienen carreteras secundarias, y ni una sola de esas villas o esos inmensos barrios de casas adosadas, típicas de lo que, en Francia, la administración empieza a llamar "zona rural bajo influencia urbana".

Los de las Marushkas y los Julien Coupat son pueblos auténticos que a punto han estado de quedar abandonados. La llegada de jóvenes alter-globalistas con proyectos profesionales solidarios y con niños les han dado una nueva vida. Como en el de la mula Marushka: sólo 300 almas, una escuela que fue salvada por los pelos y ahora crece en alumnos.

Sólo 300 vecinos, pero también cuatro asociaciones culturales que crean desde óperas contemporáneas hasta libros incunables de materiales biológicos. Sólo 300 almas, pero también varias empresas de lo que se llama, en Francia, desde finales de los años noventa "el tercer sector": sociedades formalmente privadas, pero que no buscan generar dividendos sino crear plusvalía social.

Se les reconoce también, a estos pueblos, mirando sus resultados electorales en la base de datos del Ministerio de Interior. Tarnac, Forcalquier y tantos otros votan como las barriadas populares de las grandes ciudades, y no como la Francia rural conservadora de siempre. La derecha sarkozyana toca techo con facilidad en torno al 25%. Las fuerzas de la izquierda real el NPA y el Frente y los ecologistas arrasan, y el Partido Socialista aún tiene algo de fuerza.

Según un documentado estudio del instituto IPSOS, estos neorrurales jóvenes, de entre 25 y 34 años de edad, representaban en 2003 algo más de un millón de personas; esto es, en torno al 2% de la población adulta del país. Una gota de agua numéricamente, pero una gota muy activa e inquieta. La Policía antiterrorista volvió a alarmarse en julio pasado. Detectó la presencia de activistas del movimiento de Tarnac y Forcalquiers no ya en el campo, sino en dos duras periferias del norte y el este de París. Los activistas contactaron con adolescentes de Villiers-le-Bel y de Bagnolet, suburbios del extrarradio parisino donde existe un tenso cara a cara entre jóvenes y policías, debido a la muerte de tres chavales en supuestos accidentes con coches patrulla.

Más señales de rebeldía: en uno de esos pueblos, se esconde una asamblea de hackers preparando el sistema que va a colapsar técnicamente los futuros robots anti P2P, previstos por la ley Creación e Internet de Sarkozy. En otro, 20 personas participaron en un intenso cursillo de 48 horas para aprender las técnicas de desobediencia civil y de resistencia activa, con el objetivo de saber algún día plantar cara a un capitalista, segar un campo de cultivos transgénicos o interrumpir la construcción de una autopista.

Ninguna de esas acciones responde a la tipificación penal de "terrorismo". Ninguno de estos pueblos es "terrorista". Como tampoco parece Marushka ser una "terrorista". Simplemente, tras las barriadas populares de las grandes ciudades, otra porción de Francia y de su diversidad, rural esta vez, empieza a ser vista como un peligro y una amenaza por la derecha sarkozyana.

http://www.publico.es/internacional/253699/neorruralistas/asustan/sarkozy

13 de septiembre de 2009

El bastión neoliberal de la UE se derrumba

Letonia cierra hospitales y reduce el 50% el salario a los maestros. Los recortes draconianos han sido impuestos por el FMI y Europa a cambio de créditos para evitar la bancarrota

PERE RUSIÑOL - 13/09/2009 - publico.es

La economía cae al 18% y, para evitar la bancarrota, se han cerrado 30 hospitales, los enfermos deberán alquilar a partir de ahora la cama en los centros públicos, el salario de los maestros se recorta a la mitad, el salario mínimo baja el 20% y las pensiones, el 10%. Todo junto. Y a las puertas del invierno.

No es la Argentina que quebró en 2001, aunque reputados economistas como Paul Krugman y Nouriel Roubini subrayan que se le parece mucho. Se trata de Letonia, en plena Unión Europea (UE) y en 2009. El laboratorio neoliberal europeo el único país de toda la UE donde el centro-izquierda no ha gobernado en los últimos 20 años, donde todos los asalariados pagan el mismo porcentaje de impuestos (flat-tax del 23%), donde las empresas apenas tienen tasas que asumir y el despido es en la práctica libre se ha derrumbado como ningún otro país ante la crisis mundial.

"Espero no ponerme nunca enfermo de gravedad porque de lo contrario estoy perdido", ironiza sin perder la sonrisa Martin, de 27 años, mientras espera en la sala semidesértica del Hospital número 1 de Riga. Desde el 1 de septiembre, este hospital desvencijado y centenario, que ocupa una manzana entera en el centro de la capital, está prácticamente cerrado por falta de fondos.

En el primer semestre del año, el hospital trató a 14.000 pacientes en emergencias. Tras el gran recorte presupuestario acordado en verano para cumplir con el FMI y la UE, apenas le quedan fondos para 2.000 pacientes en todo el segundo semestre. Ya sólo abre un par de días por semana, en la penumbra y para emergencias. Y los enfermos saben que tendrán que pagar. Hay ambiente de funeral.

"No sé qué pasará este invierno, pero esto se derrumba", explica la doctora Arste Engle, que lamenta que no se emprendieran reformas antes. "Ahora cada hospital público que no cierre fijará sus propios precios para cada servicio y mucha gente no podrán pagar. ¿Se les dejará morir?", se pregunta.

La cama puede costar hasta 25 lats (35 euros) por noche en un hospital público, a lo que hay que sumar el coste de medicinas y tratamiento. Sólo la cama de un día equivale a la mitad de lo que percibe en todo un mes un parado que lleve más de 120 días sin trabajo.

Los recortes draconianos han sido impuestos por el FMI y la UE a cambio de créditos que desde diciembre han inyectado al país 3.000 millones de euros, equivalente al 40% del presupuesto público, y evitado la bancarrota.

En los años del boom, Letonia (como sus hermanos bálticos Estonia y Lituania, ahora también con caídas del PIB que rondan el 20%) creció en dobles dígitos. Muchos pusieron su modelo ultraliberal como ejemplo a seguir. Pero ya en 2007, antes del crash, Letonia, de 2,3 millones de habitantes, era el país de la UE con más población en riesgo de pobreza: el 21% del total, según Eurostat.

La ayuda internacional trata de evitar que se hunda la moneda nacional (lat) porque entonces contagiaría quizá mortalmente a Suecia, cuyos bancos dominan el mercado báltico y lo han sembrado de créditos en euros. "Al no poder devaluar, sólo queda la posibilidad de una devaluación interior", explica una asesora del primer ministro, el liberal Valdis Dombrovskis, que llegó al Gobierno en marzo. Traducción: el presupuesto tiene que reducirse de forma abrupta. El plan prevé que en 2011 sea un 30% inferior al aprobado inicialmente para 2009.

"La situación es excepcional y todos aceptamos que hay que recortar, pero no aprobamos ni las prioridades ni los métodos del Gobierno", explica la vicepresidenta de la principal confederación sindical (LBAS) Livija Marcinkevica, quien añade: "Los sindicatos sólo firmamos el pacto porque, de lo contrario, el FMI no otorgaba el crédito".

¿Y cómo es posible que con semejantes recortes sociales los sindicatos no estén en la calle? "Lo intentamos, pero nuestra gente es demasiado prudente. Así es nuestro carácter nacional: creen que es mejor tener paciencia", añade Marcinkevica, resignada.

"¿Protestar? ¿Contra quién?", contesta Filips Birzulis, redactor del semanario Baltic Times. "Los culpables del desastre ya no están, el Gobierno es nuevo, Occidente nos da créditos y la izquierda arruinó el país durante la barbarie comunista. ¿Contra quién tendría sentido protestar?".

La crisis ha insuflado algo de vida al opositor Centro Harmónico, cuyo principal componente dice ser socialdemócrata, aunque hasta ahora representaba sobre todo los intereses de la minoría rusa. Su líder, Nils Usakovs, de 37 años y flamante alcalde de Riga, está convencido de que "por fin se están empezando a romper los estereotipos de muchos años que vinculaban la ocupación soviética con el comunismo y con toda idea de izquierda".
"Soñamos con ir al extranjero"

Sin embargo, ninguna encuesta le sitúa en cabeza, pese a la tremenda crisis. Y él ni siquiera tiene claro que cambiaría la política económica: "El gran problema de este país no han sido las recetas económicas, sino la baja calidad de sus Gobiernos en 20 años de independencia", concluye.

Los sondeos descartan grandes cambios y Edgard, estudiante de 22 años, explica por qué: "Los mayores están exhaustos por tanto sufrimiento pasado y poco acostumbrados a actuar por iniciativa propia. Y los jóvenes sólo soñamos en poder ir al extranjero. La situación es demasiado difícil y queremos disfrutar de la vida cuanto antes".

Ya no hay Muro que impida su marcha: cayó hace ahora 20 años. Pero la esperanza y la ilusión parecen haberse evaporado por completo.

20 de agosto de 2009

El comercio justo se asoma al capitalismo

El aumento de ventas de artículos 'solidarios' ha mejorado la vida de millones de productores de países pobres - Su crecimiento le obliga ahora a definirse ante la tentación de un éxito más material

J. A. AUNIÓN 20/08/2009 - elpais.com

Hay quien coloca su origen en iniciativas católicas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Y también quien lo retrasa a los sesenta y setenta o, tal y como se conoce hoy el comercio justo, hasta los ochenta. Sea como sea, mucho ha cambiado desde entonces esta iniciativa que intenta que los pequeños productores de los países pobres alcancen unas condiciones de trabajo dignas y posibilidades de desarrollo colocando en el mercado sus artículos a un precio justo. Aunque sólo sea por su crecimiento exponencialSus ventas en todo el mundo se han multiplicado por más de tres de 2004 a 2008, desde los 832 millones de euros hasta los 2.900, según las cifras de productos certificados por la Organización del Sello de Comercio Justo (FLO, en sus siglas en inglés). Unas cifras que pueden quedarse cortas, ya que es la principal organización del mundo, pero no la única. En cualquier caso, vinculados al sello FLO hay 1,5 millones de trabajadores en los países del Sur, con lo que se calcula que han mejorado las condiciones de vida de 7,5 millones de personas.

Venden sobre todo café, cacao, té, azúcar, fruta o algodón; en los últimos años, la artesanía se ha estancado. Unas ventas que necesitan de la complicidad de compradores concienciados de países ricos, ya que, como explicaría Perogrullo, estos productos son más caros que los injustos. Más de dos tercios de sus consumidores están en Europa.

Puede que no haya dejado de ser el chocolate del loro dentro del volumen del comercio internacional, pero ha alcanzado el tamaño suficiente como para marcar un punto de inflexión dentro del movimiento, en el que unos proponen detenerse un momento para no perder un ápice de los valores originales de lucha contra unas estructuras injustas, y otros que quieren seguir aumentando las ventas todo lo posible para ayudar al mayor número de productores, imbricando el comercio justo en los esquemas tradicionales imperantes, esto es, vendiendo en grandes supermercados, o que las grandes compañías empiecen, presionados por los consumidores, a ofrecer productos justos.

Esto implica muchas veces, además, que entren en este tipo de comercio grandes plantaciones que son las que realmente pueden responder a un gran aumento de demanda, dejando fuera a los pequeños. "El comercio justo nació para que los pequeños productores del Sur pudiéramos acceder al mercado. Y es verdad, somos pequeños y lentos, no tenemos una respuesta rápida", reconoce Jan Bernhard, directivo de la Asociación de Pequeños Productores de Tongorrape, en Perú.

El comercio solidario ha marcado un gran cambio al introducir criterios éticos en el desalmado comercio internacional. Ya no se trata sólo de cuánto cuesta, cuánto necesito o cuánto me gusta algo, sino de si alguien ha sido explotado para producirlo. Pero la ética y las posturas solidarias se suelen encontrar siempre con un mismo dilema, entre lo ideal -¿cómo deberían ser las cosas?- y lo posible -¿qué podemos hacer con lo que tenemos para mejorar la situación?-. Un dilema en el que se encuentra hoy inmerso el comercio justo.

En España, aunque con crecimientos significativos (ha aumentado un 50% entre 2004 y 2007, hasta los 17,2 millones de euros, según el anuario de comercio justo de la ONG Setem), las cifras son aún modestas si se comparan con otros países como Reino Unido (880 millones), EE UU (757) o Francia (255). En el actual contexto de crisis económica, Rafael Sanchís, de Intermón Oxfam, se da con un canto en los dientes por mantener las ventas, pero admite que en España aún se desconoce qué es el comercio justo (un 28% de la población lo sabe, frente a un 90% en Reino Unido).

Sin embargo, el debate está muy presente. Nadie cuestiona los principios básicos: al precio razonable súmesele el respeto al medio ambiente, el apoyo preferente a comunidades marginadas, la mejora de las condiciones laborales y sociales, en definitiva, que el comercio internacional sea un poco más justo y que los que peor están vivan algo mejor. Pero el informe de Setem de 2008 divide a las importadoras españolas en dos categorías.

La primera, a la que responde la mayoría, es la que mira el comercio justo de una manera "conciliadora con el modelo económico en el que vivimos", los que quiere vender cuanto más mejor, que suele conllevar la necesidad de certificación, de centrarse en productos con buena salida en los países ricos y llegar a la gran distribución. La segunda sería la de los que entienden este comercio "como una herramienta de transformación social", con un componente más político y combativo con las actuales estructuras y que, bajo el lema de la soberanía alimentaria, no importan productos del Sur que haya en el Norte e intentan reforzar los mercados del Sur para que no tengan que depender de la demanda de los países ricos.

Se puede decir que Intermón, una de las principales importadoras, está en la primera, y Sodepaz, mucho más modesta, en la segunda. Rafael Sanchís, de Intermón, apuesta porque sean las empresas privadas las que se acaben encargando de la distribución de estos artículos, asumiendo, claro está, sus principios. "En el futuro no será una cosa de ONG, sino de la empresa privada", dice Rafael Sanchís. Según los cálculos de Intermón, "si África, Asia oriental, Asia meridional y Latinoamérica aumentaran su cuota de exportaciones mundiales en un 1%, los beneficios generados supondrían cinco veces la cantidad que reciben en concepto de ayuda y sacarían de la pobreza a 128 millones de personas".

"Debemos aborrecer la idea de que vender más es mejor", dice, por supuesto en el otro lado del debate, Federica Carraro, de Sodepaz. Se queja de que se están aplicando al comercio justo "las reglas del mercado neoliberal". No quiere oír hablar de comercio justo en grandes superficies, las mismas que "promocionan la deslocalización de la producción, destruyen la actividad económica y el tejido comercial local, crean empleos temporales y de baja calidad". "Se empieza cediendo un poco y se acaba... Muchos nos cuestionamos si es válido que las grandes transnacionales estén dentro del comercio justo, si debe tenerlo Starbucks cuando en realidad es mínimo lo que ofrecen", señala el profesor de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México Pablo Pérez Akaki.

Así, grandes supermercados, empresas del negocio internacional, plantaciones agrícolas, autoridades públicas o multinacionales de la alimentación han entrado en la escena. Tanto Carraro como Pérez Akaki se quejan de la confusión que puede crear en el consumidor esa enorme variedad bajo el mismo paraguas, cuando algunas de las grandes empresas sólo están "lavando su imagen".

En el centro de ese paraguas está el principal certificador del modelo, la Organización del Sello de Comercio Justo (FLO), aunque el escenario de las certificaciones está creciendo -junto a ella, la principal es la Asociación Internacional de Organizaciones de Comercio Justo, que certifican organizaciones y no productos-.

Pablo Cabrera, director del sello FLO en España, explica que están presentes en 22 países y representan a 600 organizaciones. Sale al paso de las críticas. Por ejemplo, dice que en los últimos años se ha abierto la organización a los productores, que antes apenas estaban representados. Defiende que el sello garantiza que parte de los beneficios se reinvierten en mejoras sociales para las comunidades, y que se mantienen unos criterios para los pequeños y otros para mejorar las condiciones de trabajadores asalariados en grandes plantaciones -las grandes extensiones de café tienen vetado el sello, asegura-.

Admite que quizá el sistema que propone no es "el perfecto", pero sostiene que es el mejor de los posibles, aunque haya que mejorar. Y reconoce que, por el volumen, sería extremadamente complejo negociar con los productores un precio sobre los costes de producción, como proponen muchas voces, en lugar de garantizar un precio mínimo.

Según un estudio de 2007 del instituto estadounidense Food First, a pesar de que este precio mínimo "ha sido un salvavidas durante la crisis del café, pero como nunca se ha visto vinculado a los costes de producción o de vida, es cada vez menos eficaz para garantizar las prestaciones sociales", aunque es cierto que con el cultivo convencional "perderían más dinero".

Precisamente, una de las asignaturas pendientes que señala el informe de Setem es el seguimiento del impacto real que tiene el comercio solidario en las comunidades del Sur. El Instituto Adam Smith, un centro de reflexión conservador británico, publicó el año pasado un estudio en el que acusaba a este modelo de comercio de distorsionar el mercado para ayudar a unos pocos y dejar a la mayoría en una situación aún peor. Además, aseguraba que sólo el 10% del sobreprecio que pagan los consumidores llega al productor. El caso es que, más allá de las críticas desde posiciones conservadoras, a los importadores de comercio justo también les preocupa reducir al mínimo los intermediarios entre el productor y el consumidor, pero difícilmente se va a poder llevar el algodón desde Malí hasta España, por ejemplo, sin un barco.

Dos cuestiones son aquí fundamentales para Federica Carraro. La primera, no importar cosas que ya haya en el país de destino y fomentar el autoconsumo y el comercio justo dentro de los países pobres, si es necesario con acuerdos entre productores a través del trueque. La concentración del grueso de los productos de comercio justo en el mercado de materias primas -de la alimentación y éste, a su vez, en el café- que luego son elaborados en el Norte contribuye a mantener el modelo agroexportador y de monocultivo, y dificulta su seguridad alimentaria, asegura.

Pablo Cabrera, del sello FLO, sobre el estudio del Instituto Adam Smith recuerda que, aunque creciente, el volumen del comercio justo aún no da para desestabilizar ningún mercado. Y, en cualquier caso, sirve para "dejar en evidencia las prácticas injustas del comercio internacional". Y Rafael Sanchís, de Intermón, aclara que no se puede obligar a los productores a que hagan lo que quieren las organizaciones del Norte.

El profesor Pérez Akaki, de la UNAM, sostiene que, hasta el momento, el comercio justo es la mejor solución que se ha encontrado para los pequeños productores de los países pobres. Sin embargo, cree que se deben "buscar canales solidarios, mantener unos valores firmes, y buscar los nichos específicos", esto es, en lugar de crecer yendo en busca de los consumidores en los grandes canales de distribución, ir aumentando la base de los consumidores concienciados, lo que tendrá un impacto más duradero. "Aunque entiendo la presión que pueden tener de los propios productores para llegar por el otro camino", añade. Porque lo cierto es que cualquier pequeño productor de un país del Sur puede estar pensando ahora mismo que lo que él necesita es mejorar su vida en este momento, no a largo plazo. "Los productores quieren acceder al mercado de una manera más grande; lo tienen clarísimo", dice Rafael Sanchís, de Intermón.

No todos. Jan Bernhard, cofundador y directivo durante cuatro años de la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo (CLAC, la más importante junto a la africana AFN y la asiática NAP), es un firme defensor "de la visión y misión original del comercio justo, bajo los principios de transparencia, solidaridad y equidad". Bernhard se queja del aterrizaje en el movimiento "de los grandes tiburones", es decir, los grandes proveedores. Y de la entrada de grandes plantaciones de Brasil o de Suráfrica. "¿Qué tiene que ver eso con el comercio justo?", se pregunta. Y asegura que para que el modelo funcione para los pequeños, la oferta se tiene que mantener por debajo de la demanda. Mejorar las condiciones de trabajo de los asalariados de grandes plantaciones "está muy bien, pero eso no es comercio justo", asegura.

Desde el punto de vista del consumidor, no del grueso desavisado, sino del que está más o menos concienciado, la pregunta sería si está dispuesto a renunciar a unos esquemas de privilegios del Norte que son, en el fondo, los que le permiten comprar un poco más caros los productos de comercio justo que le hacen sentir un poco mejor, recuerda Federica Carraro. Como en todo movimiento solidario, hay muchos niveles de compromiso, hay contradicciones y cada persona, al final, es la que elige dentro de una escala de grises. Carraro, en su libro El rompecabezas de la equidad (firmado junto a Rodrigo Fernández y José Verdú), define el comercio justo como un oxímoron. Un oxímoron es una figura retórica que se produce cuando se unen dos palabras de significado opuesto, como en un silencio atronador, por tanto, una contradicción. Pero al unir las dos palabras, dice el diccionario, se puede crear un significado nuevo.

Las cifras del mercado solidario
- Ventas. Se han multiplicado por tres en todo el mundo de 2004 a 2008, pasando de los 832 millones a los 2.900. En España ha aumentado un 50% en ese periodo y se facturan 17,2 millones de euros.
- Mejoras. Los datos de la organización del sello certificador FLO muestran que más de siete millones de personas han mejorado sus condiciones de vida.
- Conocimiento. En España sólo un 28% de la población conoce el comercio justo, frente al 90% de los británicos que saben de qué se trata.

10 de julio de 2009

Los líderes mundiales acuerdan poner límites al calentamiento

Obama confía en que antes de fin de año se puedan establecer cuotas precisas de emisión de gases

ANTONIO CAÑO | L'Aquila (ENVIADO ESPECIAL) 09/07/2009 - elpais.com

Convertido ahora en campeón del medio ambiente, Barack Obama, transmitió este jueves a los líderes de los principales países en vías de desarrollo que, después de los avances hechos en esta cumbre del G-8, cree posible conseguir un acuerdo para la reducción histórica de gases contaminantes en todo el mundo antes de la conferencia mundial de Copenhague, convocada para diciembre.

"Tenemos que luchar contra la tentación del cinismo, tenemos que evitar asumir que este problema es demasiado grande como para que no podamos resolverlo", declaró el presidente norteamericano tras una reunión en la que los 16 países más contaminantes (más un representante de la Unión Europea) se comprometieron a poner límite al calentamiento atmosférico y establecer cuotas concretas de emisión de los gases de efecto invernadero.

"Trabajaremos entre ahora y Copenhague, entre todos nosotros, con el objetivo de establecer metas para la reducción sustancial de emisiones para 2050", asegura el comunicado emitido tras este encuentro.

Obama dedicó prácticamente todo el jueves en distintas reuniones en esta ciudad italiana a acercar posiciones entre los mayores responsables de la contaminación: los países ricos, muy industrializados, que contaminan mucho desde hace mucho tiempo, y las naciones de rápido crecimiento en los últimos años que también contaminan mucho, pero algo menos y desde hace poco. Los primeros, que son los miembros del G-8, aceptaron el miércoles reducir sus emisiones de los gases que provocan el cambio climático en un 80% para 2050, mientras que señalaron la meta del 50% en el mismo plazo para los países en desarrollo.

Obama asumió el papel de venderle ese acuerdo a los que no son miembros del G-8, otros ocho países, algunos verdaderos gigantes, como China, India o Brasil, que forman parte del club de los 16 causantes de más del 80% de la contaminación mundial.

El acuerdo que había obtenido el G-8 (Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá e Italia) era importante, en la medida en la que establecía, por primera vez por escrito, unas metas ambiciosas, y, sobre todo, porque Estados Unidos, que se resistía hasta ahora, se sumó el miércoles al consenso. Pero esto todavía les parece insuficiente a los países en desarrollo, que creen que pare pedirle a ellos esfuerzos -no contaminar supone parar fábricas y gastar dinero en tecnología-, los ricos tienen antes que hacer más.

Tienen, por ejemplo, que establecer con más claridad las fechas desde las que se cuenta su aportación a la contaminación. Cuanto más tiempo lleven contaminando, menos gases deberían emitir a partir de ahora. El acuerdo de L'Aquila es vago en ese aspecto. Dice que se cuenta desde 1990 o fechas posteriores.

Pese a esas y otras diferencias, los contaminantes pobres aceptaron el propósito general de regresar antes de 2050 a los 2 grados de calentamiento de la atmósfera que existían a principio del siglo XX. Pero se resisten aún a marcar porcentajes precisos de emisión de gases, como pide el acuerdo del G-8 y como será necesario si se quiere conseguir un acuerdo en Copenhague, donde Naciones Unidas pretende que se firme un acuerdo que sustituya al de Kioto.

Obama está trabajando a fondo en esto, no sólo para corregir a su antecesor y por la responsabilidad moral que le corresponde al líder de la potencia causante casi de una tercera parte de la contaminación mundial, sino también porque encaja en los planes de renovación energética que se ha marcado en su política doméstica. "Ésta es una de la principales prioridades de mi Administración... la responsabilidad de una generación", declaró.

El presidente norteamericano tendrá que trabajar aún más antes de diciembre si quiere cumplir su pronóstico positivo, especialmente en sus contactos directos con China, que, además de un gran contaminante, es el mayor competidor de Estados Unidos. En última instancia, la actitud de esos dos países es la que va a decidir la suerte de Copenhague.

Contra la proliferación nuclear

El otro foco de trabajo de Obama en esta cumbre ha sido el de promover una declaración contra la proliferación nuclear. Esa declaración se públicó con una referencia a Irán, muy crítica en cuanto al comportamiento del régimen tras las últimas elecciones, pero muy prudente en lo que respecto al programa nuclear iraní, que se realiza a espaldas de la vigilancia internacional y quizá con fines militares.

El texto, que refleja una victoria de los más moderados, reconoce el derecho de Irán a desarrollar un programa pacífico de energía nuclear y afirma que los miembros del G-8 "siguen comprometidos a buscar una solución diplomática". Anima a Irán a seguir también ese camino y menciona la próxima asamblea general de la ONU, en septiembre, como una oportunidad para resolver el problema, sin mencionar los efectos de violar ese plazo.

Con todos estos argumentos, la proliferación nuclear, el cambio climático y la lucha contra la pobreza -también abordada en L'Aquila-, Obama tiene campo más que suficiente de coincidencia con el papa Benedicto XVI en la reunión que ambos mantendrán el viernes en el Vaticano.