19 de noviembre de 2008

Andan sueltos

Enviado por Paco Vaquero a la lista humanistasdelmundo@egrupos.net

Aún después de haber permanecido tres años en un campo de concentración y de haber perdido a sus padres, a su esposa, a un hermano y a muchos amigos en esos sitios de horror, Víktor Frankl, filósofo, médico, psicoterapeuta, hombre sabio, padre de la logoterapia, se negaba a adjudicar culpabilidades colectivas. Nunca acusó a "los alemanes", por ejemplo. Las culpabilidades colectivas, decía, anulan las responsabilidades individuales. Cuando todos son culpables, nadie lo es. Los responsables tienen siempre nombre, apellido y rostro. Hoy, cuando decimos "los mercados", "los banqueros", "los políticos", absolvemos a los que delinquen, quedan sin cargo. No se han dicho los nombres de los directivos de Lehman Brothers, de AIG y de otras cuevas de ladrones. No han sido enviados ante ningún tribunal ni ellos ni otros banqueros y financistas corruptos de todo el mundo. Sus nombres y rostros están a salvo, gracias a la complicidad del genocida mayor del siglo veintiuno, George W. Bush, y de sus cómplices menores de los G-7, G-20 y demás G (con G de George, casualmente). Tampoco ellos han recibido cargos formales ante tribunales reales. Mientras tanto, la ONU dice que con 40 mil millones de dólares se solucionaría el hambre del mundo. Es menos del 0,7% de los 700 mil millones dedicados al salvataje de los ladrones anónimos.

Sergio Sinay

No hay comentarios: